viernes, 30 de septiembre de 2011

Supongo que...

Mientras me tocará seguir aquí sentada, esperando a ese principito azulado que cambiará un poco mi aburrida realidad, sobrepasando los límites que otros pusieron, reescribiendo las reglas sin sentido por las que se rige todo mortal, desprestigiando ese calor abrasador proveniente del núcleo de la tierra, sobrepasando dicho nivel, con una sonrisa y dos caricias pícaras, mostrándome en todo su esplendor la paz absoluta, importada del mismísimo cielo, a través de la mirada pura que un día me concederá, consciente del hechizo que entonces se cernirá sobre mí; de tal modo que estas inestables y continuas idas y venidas, las interminables "comidas de coco" y los vuelcos del corazón, cada vez más dolorosos e inesperados, que ahora me parecen horrorosa rutina, formen parte de un mal recuerdo, hasta que logren desvanecerse, desechos de un pasado vergonzoso. 



miércoles, 28 de septiembre de 2011

¡Pero que suene bonito! ^^

Es difícil gobernarse. Por lo menos, para mí lo es.
Resulta casi imposible cuando un pensamiento, inapropiado o no, se pasea por mi cabeza, se desliza por mi lengua, y realiza una fuerza sobrehumana para escapar por mis labios.
Bocazas para unos, malcriada para otros cuantos, y sincera para varios.
Así que, hace tiempo, decidí buscarle una solución éste problema. Aclaro: sólo lo considero una carga pesada cuando la opinión pronunciada no agrada a los oídos en los que se posa.
Bueno, pues la encontré, hará un tiempo:
"Que suene bonito"
Eso es, que suene bonito, que parezca no más que una crítica constructiva, ¡¡las palabras de una joven simpática!! ¡¡Quedar como una agradable señorita que solo busca tu bien !! (Si supieran lo que de verdad quiero decir...)
Primero:
Nada de palabrotas. Y esto cuesta, cuesta muchísimo a veces.
Además:
Olvidemos los calificativos negativos y degradantes. Vamos a sustituir éstos por una frase que suene bien, y a ser posible, un par de tecnicismos que, probablemente, el sujeto en cuestión no sea capaz de entender. Si a esto le añadimos un tono de seguridad y confianza, conjunto a una actitud agradable... Pues te saldrá redondo.
Y en el fondo sólo intentas comunicarle la cantidad de neuronas que tiene en la cabeza y esperan ser usadas. Gritan, desesperadas ¡¡ESTOY AQUÍ, SOY ÚTIL!!
¿Ves cómo suena mucho mejor?
Y sí, diré lo que probablemente muchos estén pensando: cuando quiero puedo llegar a ser muy mala, sólo cuando me lo propongo puedo resultar terriblemente insoportable. Y es que todos tenemos nuestro carácter, y yo no voy a ser menos.
Suerte que ésto solo ocurre en contadas ocasiones. Rara vez me da un arrebato mortal y destructivo. Muy pero que  muy rara vez.
Sé que mi libertad termina donde empieza la del otro. Y quizás sea ésta la frase que tengo presente en todo momento, y por la cual aún no se me ha puesto la cara roja de la ira, no he gritado hasta el punto de rasgar cristales, y no me ha salido humo por la cabeza.
Ya que motivos no me faltan.
Pero bueno... así es la vida, y la convivencia.
Créeme si te digo que en un radio de 100 kilómetros, un 90% de dicho territorio ha sido invadido por (verdaderos hipócritas) esa clase de personas capaces de sacarte de tus casillas en menos de un segundo. Menos mal que sobrevive un encantador 10% que recompensa al porcentaje protagonista de la entrada, y del que ya hablaré en un futuro, esperemos, próximo.
Volviendo al tema principal, te recomendaré...
"Sonríe y asiente"
Eso es, vamos, menea la cabeza... así, arriba y abajo... ¡BIEN!
Ahora finge una sonrisa... no importa que no te parezca sincera del todo... así así, casi, un poco más... ¡BIEN!
Agárrate bien fuerte tu corona.
Ya estás lista para salir al mundo ;)

martes, 20 de septiembre de 2011

*...

Y supe que aún quedaba algo de magia en el mundo cuando me encontré con los ojos que estaba buscando, quedé atrapada en  éstos, cegada, debido a su brillo, trastocada por un pequeño gran momento, perdí la noción del tiempo. Cuando me arrolló un dulce torbellino, y mis pies se elevaron del suelo.
Volví a creer en lo imposible justo en el momento en el cual sentí un escalofrío recorrer mi espalda, acompasado con un latido tímido, cómo no, en compañía de un suspiro entrecortado.
Me desvanecí del mundo para sumergirme en el peligro de lo desconocido, en tan sólo una milésima de segundo.
Miedosa me tambaleé, temblé, caí, volé, soñé... todo en este orden, una y otra vez.
Sin ninguna duda sentí toda esa inexplicable energía cuando me vi obligada a apartar la vista, debido a una sobredosis de surrealismo, presa de una mirada en tonos marrones.
Pero mi sorpresa se acrecentó cuando, a continuación, volví a girarme. Volví a mirarle. Quise encontrarle de nuevo.
Y, extrañamente, tuve el presentimiento de que él también lo había notado. Que estaba siendo correspondida. Aunque quizás nunca lo sepa ya que, al igual que yo, parpadeó, y, supuestamente, prestó atención a otra cosa que no requería de ella, en un movimiento indeciso y algo torpe de lo más tierno.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Mi vida...

-Y, cuéntame, ¿qué quieres ser de mayor?
- Emm... pues...
-¿No sabes que quieres hacer con tu vida?
-¡Ah, eso! Sí, sí, claro. Voy a trabajar en una fábrica.
-¿En una fábrica? ¿De qué?
- De sonrisas. De felicidad.
Se ríe...
-Ya, en la fábrica de la Coca-Cola, ¿no? Venga, ahora en serio.
-Estoy hablando totalmente en serio. Quiero trabajar en una fábrica de sonrisas.
Quiero verte feliz, verle feliz, verla feliz.
Quiero que mi vida sea realmente útil. Quiero que la gente se olvide de sus problemas aunque sea solo un rato, y me enseñe los dientes.
Servir de algo.
Con mi vida... lo que quiero es influir en la gente. Pero no de cualquier manera, no, claro que no. Mi futuro trabajo consiste en dejar una pequeña parte de mi en todo al que me encuentre a modo de recuerdo simpático.
-Suena bien, pero esto es el mundo real, niña. Y ahora, por favor, ¿a qué te quieres dedicar?
-¡Ya te lo he dicho! ¡Y es totalmente real!
-Ya, claro... verás, en mi planeta hay gente que no se merece que la hagan sonreír, y personas que no son capaces ni tan siquiera de fingir un ápice de felicidad.
-Qué casualidad, en el mio pasa exactamente lo mismo.
-Deja de tomarme el pelo...
-¿Pero no crees...- interrumpe la "pequeñaja"- ... que merece la pena intentarlo? Es decir, imagínate que funciona. Imagina por un momento que hago feliz a alguien que ya había olvidado el significado de dicha palabra, y de repente el mundo es un poco mejor.
-...
-Y con los que no se lo merecen... ¿Sabes? Me dan igual. Porque un poco de alegría sienta bien a todo el mundo. Porque a mi no me importa perder el tiempo con un imbécil, si puedo conseguir como mínimo un brillo distinto en sus ojos.
-Esto no funciona así, las cosas no son tan sencillas. Y, además, ¿cómo conseguirás todo eso? ¿Cómo harás feliz a tanta gente? ¿Te vestirás de payaso? ¿Repartirás dinero? ¿Andarás por las calles con tu fiesta propia sobre los hombros?
-No sé, intentándolo. A lo mejor te cojo alguna idea. Pero habrá más, mucho más, no es tan sencillo.
-¡Já! Está bien eso... si no sabes ni por dónde empezar.
-Qué más da. Mi vida consistirá en eso, me digan lo que me digan.
-¿Y si no sale bien?
-Seguiré soñando que, total, no cuesta nada.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El tiempo.

Pasa. Para todos. Para todo.
No le pides que espere porque  jamás lo hará. Por nadie. Por nada.
Porque sólo a él se le ha concedido el ansiado poder de la libertad. Y no se guía por normas ni tiene límites.
De echo, si prestas atención al reloj, cada segundo es una carcajada burlona. 
Y sí, vas a correr tras él.
Intentarás aferrarte a una de sus agujas, con todas tus fuerzas... te dolerá. Pero por algún extraño motivo se escurrirá entre tus dedos y se marchará, ligero, a recorrer los caminos que se les antoje, mientras tú intentas descubrir la dirección en la que va el tuyo propio.
"No pares, no te detengas, no merece la pena" susurrará una dulce y serena voz en tu cabeza cuando intentes saborear un breve momento de felicidad. 
"Pero debes continuar, vas a hacerlo, venga, sigue, vamos" te gritará después, cuando pienses que, entre tanta lágrima, te ahogarás. Cuando se detenga tu respiración en un rasguño de tu corazón.
No va a detenerse, tenlo presente. No se preocupará en si sigues su ritmo o no.
Ni en si te empiezan a doler los pies. Si se hace pesada tu respiración.
No.
Recuerda esto. 
Tic, tac...
Porque una hora más aquí son sesenta minutos menos allá.
Ah, y sonríe, que así se hace más sencillo ;)



"Venga, vamos... ¡SE TE ESCAPA!"