sábado, 29 de octubre de 2011

Lo sabes.

Cuando el aire se vuelve ligero, y tus pasos se convierten en saltos, los rayos de luz jamás te han parecido más puros y cálidos, el viento sopla a tu favor, vas cantando por la vida.
Cuando el universo resulta ser perfecto, y todo encaja. Sabes que el suelo que pisas es seguro, la temperatura acogedora, las imágenes nítidas y luminosas. 
Las notas musicales se unen para formar una melodía celestial, y tus células se mueven a su ritmo.
Cuando dejas de sentir el peso de la vida sobre los hombros, y esa vibración de los sentidos te resulta adictiva.
Y lo sienten las aves mientras sobrevuelan nuestras cabezas, los peces en la frescura de sus aguas, la aurora boreal en los polos, lo sienten.
Sonríes sin motivo alguno. Sonríes y no te das cuenta.
Entonces lo sabes... las cosas están saliendo bien.


Pero si nada ha sido planeado, si todo ocurre y no lo veías venir hay algo más grande: Saldrá bien. Porque debe ser así. Porque no lleva aditivos.


Simplemente porque es natural... saldrá bien.


sábado, 22 de octubre de 2011

¡No!

"Tiri rirí, tiri rirí..." ¿No había un sonido más irritante para ponerle a un despertador?
Parar, parar. Éso es... hay que ver lo buena que está la cama hoy. Lo tentador que resulta envolverte una vez más entre las sábanas y cederle tu subconsciente al mundo de los sueños.
Pero no, no puedo, llegaría tarde otra vez, y agotaría mis excusas. Será mejor que vuelva a la realidad, aunque mi cuerpo se resienta y cada músculo pese el doble.
Abriré la ventana, una calada de aire fresco y seré yo otra vez. 
Pero...¿se puede saber qué es ésto?
Lo que debería ser dulce oxígeno mañanero se ha convertido en no se qué cosa densa. El cielo se esconde tras un manto gris aparentemente inquebrantable, y me temo que aquello de escuchar los pájaros cantar al alba para mí se ha convertido en un tópico. Felicidades a todas aquellas que aún puedan disfrutar ese pequeño privilegio.
Resignada, me giro en dirección al ropero, ¿qué ropa me pondré hoy? 
¡¡¡AAAAAYYYYY!!! ¿Pero qué...?
Genial, mi mesilla de noche lleva en el mismo sitio toda la vida y aún me tropiezo con ella. Pobre dedo pequeño del pie derecho...
¿Dónde estará mi blusa favorita? Me hace un cuerpazo... No está. A ver, tiene que estar, hace mucho que no me la pongo... En el cajón. No, pues tampoco. Jopé, ¿dónde estará?
Fantástico, se fue a ver mundo, así que hoy nada de lucir tipo. 
Bueno, al menos tengo más ropa "ponible".
¡Mier...! ¡Se me olvidó hacer la tarea de matemáticas! 
Pero...¿qué pasa hoy? ¿Qué manera de empezar el día es ésta? 
No, no, y NO.
Mi mp4, bien, él siempre está donde tiene que estar. 

"Wo! I feel good, I knew that I wouldn't of
I feel good, I knew that I wouldn't of
So good, so good, I got you"

Porque hoy no será un mal día. Hoy todo irá bien, todo saldrá a pedir de boca. Yo mando, yo dirijo. Y me da igual lo que opine el resto del mundo. 
Hoy no será un mal día, ¡no si yo no quiero!


lunes, 17 de octubre de 2011

Odio a la gente que piensa demasiado.

Odio a la gente que piensa demasiado. A los que se sientan de cara a la esquina a pensar en lo que han hecho para sacar conclusiones estúpidas que, realmente, poco aportan a la causa.
A todos aquellos que antes de dar un paso, un salto, o de echarse a volar, se paran a intentar adivinar las consecuencias que sus actos tendrán en un futuro, y así estar más seguros de que la acción (sea cual sea) que van a realizar no desembocará en fracaso o en algún tipo de dolor incurable.
De verdad que me sacan de quicio las personas que necesitan tener cada momento y segundo de su vida programados y a salvo. Sin improvistos.
Y después resulta que aparece un factor que nadie había tenido en cuenta y es el fin del mundo, y ya no saben que hacer, y ya se estancan, y ya no van a ningún lado.
Pero es que de repente pasa que todo da un giro drástico y... ¿dónde queda la jugada maestra que pensabas usar?
Pues mira, no sé donde queda. Quizás perdido en los recovecos del olvido.

Y yo digo... si piensas... piensa a lo grande. Si sueñas... sueña lo imposible. Si amas... ama hasta que duela.
Si lloras... llora con todas tus lágrimas. Si arriesgas... arriésgate.
Y que cada momento sea realmente inolvidable, cada experiencia única.

Que cuando llegues a la meta puedas gritar bien alto que has vivido el camino, que lo has disfrutado, que se ha mostrado a ti en todo su esplendor.